El intrépido Oliroos venció a Argentina 2-0 el jueves por la noche, pero la impresionante victoria fue destrozada por una polémica tarjeta roja.
Lacy Wales anotó el gol inicial para los australianos solo 14 minutos después, pero el punto de inflexión del juego llegó justo antes del descanso.
El defensa argentino Francisco Ortega recibió dos tarjetas amarillas en 30 segundos y luego lo envió al resto del partido.
Simplemente no salió bien para todos.
Salió con los ojos vendados por primera vez después de que Ordega estafó a Nathaniel Atkinson por empujarlo hacia el área cuando se enfrentó a Riley Macri.
El segundo amarillo resultó ser controvertido y podría conducir al rojo si algunos fanáticos del fútbol se preguntaran si estaba justificado.
«Este árbitro no tiene uno mejor», dijo el comentarista de Channel 7 Brendan Speed.
«Creo que será la única final olímpica enviada, lo cual es una muy mala decisión», agregó el comentarista experto Andy Harper.
Otros argumentaron que Ortega, que ya había sido galardonado con una tarjeta amarilla, debería haber sabido mejor que empujar los límites dados a sus errores anteriores.
El técnico argentino Fernando Batista describió la tarjeta roja como un claro punto de inflexión.
«Creo que la eliminación de nuestro jugador definitivamente significa una clara indicación antes y después del partido», dijo.
Batista le dio todo el crédito a Oliroos por su actuación: «Sabíamos que estábamos jugando contra un competidor duro que buscaba un buen partido. Desafortunadamente no pudimos pelear y construir el juego».
El incidente recordó el alboroto de la encuesta de Graham durante la Copa del Mundo de 2006, cuando tampoco pudo mantener un registro de la cantidad de tarjetas amarillas que había emitido.
La victoria de Australia por 2-2 sobre Croacia terminó con una tarjeta amarilla por 2-0, provocando a los aficionados verdes y dorados y acabando con la risa del árbitro del fútbol mundial.
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